Qué es y cómo se inicia el empoderamiento femenino

El empoderamiento femenino fue un término que resonó internacionalmente en la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer en Pekín, China, en 1995.


En aquel entonces, la expresión fue usada por las Naciones Unidas para promover el incremento de participación de las mujeres en dos áreas: acceso a puestos de poder y la toma de decisiones en múltiples esferas de la vida privada y pública.

Representantes de 189 gobiernos acordaron la Declaración y Plataforma de Acción de la Beijing, un estrategia clave que establecía objetivos y medidas del progreso de las mujeres y la consecución de la igualdad de género a nivel internacional en 12 áreas primordiales:

La Plataforma de Acción adoptó dos compromisos principales de cambio:

En primer lugar, hizo un llamado para garantizar la igualdad de acceso de las mujeres y su plena participación en las estructuras de poder y la toma de decisiones.

En segundo lugar, la plataforma instó a adoptar medidas encaminadas a incrementar la capacidad de participación de las mujeres.

A raíz de esta Conferencia, académic@s, activistas y líderes de movimientos sociales propinaron nuevas dimensiones más allá al término más allá de la política, refiriéndose al mismo como un proceso de desarrollo y emancipación de la mujer tanto a nivel individual como colectivo.

A nivel individual, se hace referencia al “poder interior” de la mujer, la imagen de sí misma, su autoestima, identidad y la fuerza psicológica que tiene para definirse y responsabilizarse por la vida que quiere vivir.  

Esa capacidad de “saber ser” variará según el impacto o la influencia que tenga la cultura y su comunidad más inmediata sobre ella.

Esto nos lleva a replantear cómo funciona el empoderamiento a nivel colectivo lo que se medirá según cómo los gobiernos, leyes, instituciones o comunidades permiten o no el desarrollo y la toma de decisiones de las mujeres como individuos y de qué forma: si es en igualdad de condiciones o en desventaja económica, política, social o las tres.

Una guía metodológica creada por el Grupo de Trabajo Género e Indicadores de la Comisión de Mujeres y Desarrollo (accede al documento en español aquí) establece cuatro aspectos del empoderamiento femenino para iniciarlo a nivel individual y colectivo:


“TENER (poder de) Este concepto hace referencia al poder económico reforzado en términos de beneficios materiales como, por ejemplo, los ingresos, las tierras, las herramientas o las tecnologías. Sin embargo, este poder económico no se ve limitado a la posesión de recursos y riquezas, sino que también incluye una salud mejor, ganancia de tiempo, el acceso a ciertos servicios como el crédito, la información y la formación, los centros de salud, el mercado, etc.


SABER y SABER-HACER (poder de) El “saber” hace referencia a los conocimientos o competencias prácticas e intelectuales reforzadas que permiten gozar de manera óptima de las oportunidades que se le presentan al individuo o a la comunidad. Se trata de la gestión de personas (liderazgo), de técnicas o procedimientos, de las formaciones (alfabetización, etc.) y del desarrollo de las capacidades de análisis crítico del pensamiento y del razonamiento. El “saber hacer” pone de manifiesto la importancia de la aplicación de los conocimientos o la capacidad de traducir los conocimientos en acciones o en recursos.


QUERER (poder interior) Se trata del poder interno, la fuerza psicológica o el poder espiritual: valores, miedos, la confianza en sí mismo/a, la imagen de sí mismo/a. La capacidad y la voluntad de hacer por sí mismo/a elecciones sobre su futuro. Tomar conciencia de su propio proyecto de vida y de los retos a los que se enfrenta su comunidad. El concepto «querer» comprende al mismo tiempo dos elementos: el estado de ánimo (ser) y la capacidad de utilizarlo para con el otro (saber ser).

PODER (poder interior y poder con) Tener la posibilidad de tomar decisiones, de asumir responsabilidades, de ser libre en sus actos y de utilizar recursos propios (tener, saber, querer). La toma de decisiones engloba varios aspectos:  tener la posibilidad de tomar decisiones por sí mismo/a; tener la posibilidad de participar en la toma de decisiones; tener la posibilidad de influir en la toma de decisiones y controlar a aquellos o aquellas que tomen las decisiones en su nombre;  tener la posibilidad de tomar decisiones por los otros, de mandar (en el sentido de que en ciertas situaciones siempre hay una persona debe tomar una decisión por todos).”

Guía Metodológica, Comisión Mujeres y Desarrollo

Una vez entendamos la complejidad de este proceso, ¿hay una ruta ya delineada a seguir?

Según un documento de ONU Mujeres – UN Global Compact, hay 7 principios básicos para lograr el empoderamiento de las mujeres:

  1. Promover la igualdad de género desde la dirección al más alto nivel.
  2. Tratar a todos los hombres y mujeres de forma equitativa en el trabajo – respetar y defender los derechos humanos y la no discriminación.
  3. Velar por la salud, la seguridad y el bienestar de todos los trabajadores y trabajadoras.
  4. Promover la educación, la formación y el desarrollo profesional de las mujeres.
  5. Llevar a cabo prácticas de desarrollo empresarial, cadena de suministro y marketing a favor del empoderamiento de las mujeres.
  6. Promover la igualdad mediante iniciativas comunitarias y cabildeo.
  7. Evaluar y difundir los progresos realizados a favor de la igualdad de género.

La tendencia de empoderar a las mujeres ha cobrado auge en los últimos años en particular porque lograr la igualdad de género no sólo ayudaría a la construcción de sociedades más justas, pacíficas y equitativas sino que además, fortalecería la economía y mejoraría la calidad de vida de la Humanidad.

Precisamente, se estima que el empoderamiento económico de las mujeres podría añadir hasta más de 12 trillones (otros estimados aseguran que sólo 6 trillones) de dólares estadounidenses al PIB de la economía global.

Según el Foro Económico Mundial, el desarrollo económico de los países y la igualdad de género van de la mano.

Sin embargo, las barreras estructurales, culturales y la violencia contra las mujeres en la mayoría de los gobiernos del mundo dificultan que esa realidad sea posible.

¿Quieres leer más artículos sobre empoderamiento femenino? A continuación te comparto lecturas y libros recomendados:

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