Sumada a la brecha salarial, hay tres términos que afectan el ascenso de las mujeres en el ámbito laboral.
El techo de cristal es un concepto usualmente asociado con una barrera invisible que mujeres y minorías enfrentan que les impide llegar a posiciones de alto liderazgo en gobiernos, empresas y otros sistemas.
Cuando las mujeres y minorías rompen el techo de cristal, se exponen a otro fenómeno llamado el acantilado: se les otorga altos puestos de liderazgo sujetos a un gran escrutinio ante situaciones o crisis con altas posibilidades de fallar.
El acantilado de cristal es una metáfora que bien explica el castigo que las mujeres o minorías enfrentan de no cumplir con los estándares de juicio y que le otorga razones a los hombres en poder de reconfirmar sus estereotipos y discriminación en base a género.
A estos dos términos casi siempre le acompaña un tercero: la escalera de cristal.
La escalera de cristal se refiere al fenómeno en el que, en medida en que las mujeres busquen sobresalir en profesiones usualmente asociadas a su propio género, sus colegas hombres llegan más rápido a los puestos de alta jerarquía a través de un ascensor “invisible”.
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